martes, 2 de enero de 2024

Panamá, la Familia y la Navidad

 Me encanta viajar, ya lo he dicho muchas veces; conocer nuevos lugares, observar esas tantas experiencias que se van cruzando y sumando con el pasar de los días.  Sin embargo; para este viaje en especial no tenía expectativas, solamente quería disfrutar cada momento con mi familia tal cual se presentara todo, simplemente fluir.

La Ciudad de Panamá es una ciudad cosmopolita, bulliciosa, con carácter , es adornada con el olor que trae el océano Pacífico a través de la Bahía Panamá y se extiende en la Cinta Costera.  La silueta de grandes edificios se pueden admirar desde varios puntos de la ciudad como la Avenida Balboa, el Mercado de los Mariscos y obviamente desde el antiquísimo Casco Antiguo.

No era la primera vez que la visitaba, pero ésta sería ciertamente la primera vez que la disfrutaría profundamente desde el corazón, con esas sensaciones que solamente se perciben a través del amor.  Caminarla entre risas y conversaciones ávidas y sensibles; detenernos a degustar platillos deliciosos en uno de los muchos lugares gastronómicos que posee esta increíble ciudad, fue uno de los tantos placeres que compartimos en familia. 

Caminar y disfrutar del Coastway, conocida también como La Calzada Amador, - es una hermosa vía que conecta la Ciudad de Panamá con tres islas del Pacífico- fue uno de los lugares que disfruté mucho más porque las actividades que brinda el lugar se prestaron  para conectar con todas las edades que hay en la familia. 

Cada día al levantarme, experimentaba una sensación de bienestar, me sentía llena de  vida, de gozo y de felicidad. Fue un sentimiento que perduró las 24 horas del día y que iba creciendo conforme los días iban pasando. Estoy completamente segura que se lo debo totalmente al amor en cada uno de los miembros de la familia, tanto aquellos que estaban conmigo ahí, así como los que no pudieron ir.

Gracias Panamá, gracias tío y tía, su amor fue sentido en cada uno de nosotr@s.
























lunes, 14 de agosto de 2023

Desde mi ventana

Desde mi ventana he visto el mundo de diferentes formas y colores; y es que la vida me ha llevado a verlo tal cual es, hermoso, duro, vibrante, en movimiento, colorido como los 288 atardeceres que vi desde mi  ventana en Santa Fe, ó aquella mañana mágica en que vi caer la nieve desde la cuadriculada y blanca ventana de mi cuarto en Georgetown, cuando desde el bus hacia Ciudad de México la aridez golpeaba mis sentidos sintiendo ese momento perfecto, y aquel árbol de poró el cual me inspiró en todo momento, su silenciosa y humilde grandeza, su fortaleza me acompañó durante aquellos meses de ansiedad brutal. 

Desde una ventana se puede ver el mundo tal cual se presenta, la vida en movimiento de aquellos que transitan frente a ella, hojas otoñales que caen al ritmo del viento, edificios altísimos que resguardan una ciudad cosmopolita, el vibrante atardecer ó el tímido amanecer que me dicen que todo está bien, que confíe, que crezca y sobre todo que continúe caminando.

Desde mi ventana la naturaleza exhubetante se cruza con la noche de luna completa, disipan mis miedos y ordenan mi mente ruidosa; acudo ahí porque a través de ella veo atardeceres de tonalidades naranja mezclándose con el violeta intenso, la lluvia pronta a caer y las gotas de rocío deslizándose suavemente a lo largo del frío vidrio.

La vida ha transcurrido desde mi ventana.






















martes, 8 de agosto de 2023

Hogar es donde está tu corazón


 He vivido en diversos hogares a lo largo de mi vida, a ellos llegué con grandes expectativas, con miedo algunas veces y muchas otras con mucha alegría.

Al cumplir 17 años llegué a una casa vacía, provista solamente de una mesa de madera y cuatro sillas, 3 camas y un amplio jardín frontal con unas escaleras que conducían a la entrada principal de la casa. Recuerdo que sentía nostalgia de mi casa, de mi país y de todo lo que rememoraba como familiar y querido. Así como la casa estaba vacía , ella misma parecía carecer de corazón, de luz, de magia. Mi corazón nunca conectó con ella.

Aquel frío apartamento de la calle Salitre era pequeño y la luz entraba tímidamente por la amplia sala de la casa; era un hogar ajeno y yo llegué para pasar una corta temporada la cual se extendió por más tiempo. Aprendí a disfrutar cada espacio de la casa muy a pesar de que el frío se colaba en los rincones de ella haciéndola poco acogedora; creo que por ello esas cuatro paredes no lograron calar profundamente en mi corazón para considerarlo mi hogar. 

La gran metrópoli náhuatl es per sé un cálido y armonioso hogar y no tengo duda alguna que esa fue la razón por la cual fue mi casa y refugio durante todo el tiempo que estuve cobijada por su cielo y sus 280 atardeceres (contados con precisión y fotografiados en su gran mayoría.)  Muchas conversaciones afables, risas y aprendizajes se formaron bajo este techo; hoy lo recuerdo como un hogar cálido y seguro  lejos de mi país.

Desde mi ventana observaba la solitaria y apacible calle de “Dent Place”, los árboles repletos de hojas otoñales y la nieve que cayó ese año de manera prematura. El cálido apartamento poseía una pequeña chimenea que servía de refugio en aquellos gélidos días de invierno y me sentaba delante de ella por largas horas. Un lugar acogedor que me hizo sentir en casa y un tiempo que disfruté plenamente. No le di el tiempo suficiente para ganar el título de hogar.

Pero hay un lugar en mi memoria,  un espacio en el tiempo que construí con amor y con corazón del bueno, una casa que al entrar se percibía cómoda, acogedora, con olor a vainilla, a madera fresca…eras mi hogar, mi lugar seguro. 










1. 306 Furches St., Raleigh, N.C.- 1980
2. Gran Reserva Rioja, Salitre, Bogotá, Colombia -2015
3. Sendero Santa Fe, Ciudad de México - 2017
4. Dent Place, Georgetown, W.D.C. - 2018
5. Collados del Este, Lourdes M.O.- Costa Rica- 2012


 

lunes, 24 de julio de 2023

Puertas en San Miguel de Allende

 Cuando uno recorre las callecitas de San Miguel de Allende no puede dejar de admirar las puertas de las grandes casonas y de los pequeños comercios algunas de las cuales tienen más de 300 años, además el brillante trabajo de los  artistas talladores es evidente.

Altísimas puertas adornadas en su mayoría por flores y muchas otras con listones de colores - algunos dicen que para augurar buena suerte- dan la impresión de querer adueñarse del protagonismo de este antiquísimo pueblo mágico. 

Cada puerta tiene su luz y magia propia, apostadas en ambas vías de las angostas calles, me intrigan a cavilar en su tan personal y único mundo. Tal vez si entráramos por cada una de ellas, encontraríamos pasajes misteriosos, fuentes de agua, jardines coloniales, secretos de un pasado aún latente. 

Puertas de madera enmarcadas de tonalidades ocre, naranja, café, y amarillo, dan la impresión de haber salido de un mundo otoñal lleno de magia y color que dista mucho de ser pretencioso ya que hay que verlas y admirarlas en persona para darles el crédito que merecen.

En el día de las 17,000 visitas al blog, las celebro y recuerdo con especial cariño.









domingo, 9 de abril de 2023

“Ruelle qui va au bout” - El Camino que Conduce al Final -


El camino que recorremos en esta vida no siempre es el que deseamos; sin embargo, es el que debemos aceptar como aquel maestro que nos guía hacia la transformación y la enseñanza de grandes lecciones. Mi camino y mi viaje sigue plagado de experiencias tan diversas como la vida misma, de gente sencilla que también me enseña a través de su historia de vida.

Este camino que cada día me enseña a vivir más en simpleza, a fluir y observar sin juzgar ; una vía larga a veces abrupta, que aún me sorprende con sus atardeceres hermosos, sus graffitis multicolores, con llanto y con risas ajenas que me impulsan y me mueven a seguir caminando, conociendo nuevas rutas, y formas más flexibles de transitar.

Este camino de pérdidas y de ganancias, de contrastes divisibles, de ansias y sueños pasados y por venir; de anclaje en el presente con pies bien plantados en la tierra, de piernas fuertes que caminan sin cansarse aún y de coraje aguerrido del alma que sigue dando la batalla porque divisa la luz al final del camino. 

Este camino de convivir con la ansiedad de lo incierto, porque  a veces es el alma que clama y despierta de madrugada azorada por tanta lucha e injusticia, y yo, tratando de visibilizar mi voz comprendí que son otras voces más vulnerables las que claman ser escuchadas.

El privilegio de este camino que conduce al final de un viaje ligero es simplemente seguirlo recorriendo con asombro y profundo agradecimiento, no puedo sino contarlo así debido a mi experiencia de este último tiempo.















 

domingo, 31 de julio de 2022

Anclas estelares, Georgetown DC

Estrellas a lo largo de mi camino.⭐️⭐️

Estas estrellas ó anclas estelares se encuentran en muchas de las fachadas de las edificaciones de Georgetown, Distrito de Columbia; cualquiera diría que su función es meramente decorativa pero en realidad funcionan como el remate ó barras de contención que sostienen las estructuras de estas construcciones.

Caminando por esta zona tan antigua y sofisticada - en donde la mayoría de los edificios y las casas son  de ladrillo - llamó mi atención además las estrellas de metal que sellan cada edificación con un detalle excepcional; supe desde el inicio que eran un detalle algo particular y muy personal de la ciudad - tan único como lo son las casas en línea (row houses) - las cuáles lucen bellísimas y son sin duda alguna el sello distintivo de la  ciudad de Georgetown. 

La variedad en el diseño y el color es tan amplio, que estas estrellas pueden acompañar colores diversos como aquellos en tonos otoñales y vibrantes rojos que vi a lo largo de la Calle M, la Avenida Wisconsin, y particularmente sobre el pasaje de la Calle Potomac que tantas veces caminé hasta encontrar, a lo largo de unas elevadas escaleras, plétora de edificios con anclas estelares. 

Tal vez parezca un viaje y un encuentro sencillo, para mí lo es y lo ha sido todo; un viaje desde la observación y hacia el encuentro de la simplicidad de la vida.